Nota en español:
Estrellas del pop y realeza por igual están en una lista de espera de cinco años para obtener un arma Fabbri ... ¿por qué tanto alboroto?
por: William R. Snyder
Ella ha vendido millones de discos con una voz sensual, letras infundidas de s e x o y una personalidad explosiva en los escenarios con revaldores vestuarios que resaltan su baile seductivo.
Pero, en el Pawling Mountain Club, una finca de tiro en Nueva York, Thalía, la así nombrada estrella del pop mexicana, es tranquila, esperando a que su marido abra un indescriptible estuche para armas. Lo que emerge es una suave y redondeada, perfecta máquina de tiro construcida por el maestro italiano, Tullio Fabbri. El garbanzo de a libra, pulida hasta un alto brillo, captura la atención, mientras los ojos inmediatamente se enfocan en el borde de los grabados.
Esta arma está ajustada de otra manera, Fabbri se reune con cada cliente y toma medidas de sus brazos, envergadura y alcance. Con un arma de muestra, él mira el hombro del comprador, el brazo de tiro, muchas veces desde diferentes ángulos. Cuando el producto está terminado, cada arma queda perfectamente construida para ese único tirador. El diseño está vivo, Fabbri dice, y refiere a que se convierte en una extensión del brazo. Este meticuloso detalle es el por qué de que sea considerado como un artista y no como un fabricante de armas. Y también por qué el precio de sus armas es de $125,000 USD cada una.
Pawling es un respiro para la celebridad, arcillas y tiro deportivo es el modus operandi de Thalía para relajarse. "Disparar es un gran escape para nosotros", dice la cantante. Casi cada semana ella hará polvo algunas arcillas con sus amigos.
Thalía creció como una experta tiradora con armas de mano en la ciudad de México, pero cuando ella conoció a su esposo, el hacedor de estrellas Tommy Mottola, él la introdujo al deporte de tiro que incluye los discos de arcilla. "Amo la experiencia completa" dice Thalía. Eso incluye tanto la moda como las armas. Como nota extra, Thalía usa ropa clásica de tiro de marcas europeas, así como un arma Beretta hecha a la medida, que es signifivativamente ligera y fácil de usar, debido al proceso de fabricación de alta tecnología de Fabbri...
Nota en inglés:
She sold millions of records with a sultry voice, sex-infused lyrics and an explosive stage persona where formfitting outfits highlighted her seductive dancing.
But at the private Pawling Mountain Club, a shooting estate in upstate New York, Thalía, the one-named Mexican-born pop singer, is mellow, waiting as her husband unzips a nondescript gun case. What emerges is a smoothly rounded, perfectly machined shotgun built by an Italian master, Tullio Fabbri. The marbled walnut of the stock, polished to a high shine, catches the light, while the eye focuses immediately on the intricate etchings around the action.
This 20-gauge is formfitting in another way: Fabbri meets with each client and takes measurements of their arms, wingspan and reach. With a dummy gun, he watches the buyer shoulder the firearm multiple times from various angles. When the product is finished, each gun perfectly fits the unique build of the shooter. The designs are alive, Fabbri says, and meant to become an extension of the arms. This meticulous detail is why the 49-year old is regarded as an artist as much as a gunmaker. And also why his prices start at $125,000 per gun.
Pawling is a respite from celebrity, and shooting sporting clays is Thalías modus operandi for relaxing. Shooting is a great escape for us, the singer says. Almost weekly shell dust a few clay pigeons with friends.
Thalía grew up as an expert handgun markswoman in Mexico City, but when she met her husband, the music kingmaker Tommy Mottola, he introduced her to shotgun sports including skeet. I love the whole experience, Thalía says. That includes the fashion as much as the weaponry. As an accoutrement, Thalía dons traditional shooting clothes from European labels such as Beretta Thalías custommade shotgun is significantly lighter and easier to handle due to Fabbris high-tech process.
Fabbri has become a top pick for Steven Spielberg, Eric Clapton and King Juan Carlos of Spain. The operation was started in 1965 by Fabbris father, Ivo, in a small shop in the Valle Trompia—a legendary valley in northern Italy that has been home to gunmakers since the 16th century. The shops output is only 30 guns per year. (The wait list is approaching five years.) Italian artisans known only by single names spend 400 to 600 hours etching the metalwork on the guns, which can add $50,000 or more to the price. Tullios work is as good as a Picasso, Mottola says.
por: William R. Snyder
Ella ha vendido millones de discos con una voz sensual, letras infundidas de s e x o y una personalidad explosiva en los escenarios con revaldores vestuarios que resaltan su baile seductivo.
Pero, en el Pawling Mountain Club, una finca de tiro en Nueva York, Thalía, la así nombrada estrella del pop mexicana, es tranquila, esperando a que su marido abra un indescriptible estuche para armas. Lo que emerge es una suave y redondeada, perfecta máquina de tiro construcida por el maestro italiano, Tullio Fabbri. El garbanzo de a libra, pulida hasta un alto brillo, captura la atención, mientras los ojos inmediatamente se enfocan en el borde de los grabados.
Esta arma está ajustada de otra manera, Fabbri se reune con cada cliente y toma medidas de sus brazos, envergadura y alcance. Con un arma de muestra, él mira el hombro del comprador, el brazo de tiro, muchas veces desde diferentes ángulos. Cuando el producto está terminado, cada arma queda perfectamente construida para ese único tirador. El diseño está vivo, Fabbri dice, y refiere a que se convierte en una extensión del brazo. Este meticuloso detalle es el por qué de que sea considerado como un artista y no como un fabricante de armas. Y también por qué el precio de sus armas es de $125,000 USD cada una.
Pawling es un respiro para la celebridad, arcillas y tiro deportivo es el modus operandi de Thalía para relajarse. "Disparar es un gran escape para nosotros", dice la cantante. Casi cada semana ella hará polvo algunas arcillas con sus amigos.
Thalía creció como una experta tiradora con armas de mano en la ciudad de México, pero cuando ella conoció a su esposo, el hacedor de estrellas Tommy Mottola, él la introdujo al deporte de tiro que incluye los discos de arcilla. "Amo la experiencia completa" dice Thalía. Eso incluye tanto la moda como las armas. Como nota extra, Thalía usa ropa clásica de tiro de marcas europeas, así como un arma Beretta hecha a la medida, que es signifivativamente ligera y fácil de usar, debido al proceso de fabricación de alta tecnología de Fabbri...
Nota en inglés:
She sold millions of records with a sultry voice, sex-infused lyrics and an explosive stage persona where formfitting outfits highlighted her seductive dancing.
But at the private Pawling Mountain Club, a shooting estate in upstate New York, Thalía, the one-named Mexican-born pop singer, is mellow, waiting as her husband unzips a nondescript gun case. What emerges is a smoothly rounded, perfectly machined shotgun built by an Italian master, Tullio Fabbri. The marbled walnut of the stock, polished to a high shine, catches the light, while the eye focuses immediately on the intricate etchings around the action.
This 20-gauge is formfitting in another way: Fabbri meets with each client and takes measurements of their arms, wingspan and reach. With a dummy gun, he watches the buyer shoulder the firearm multiple times from various angles. When the product is finished, each gun perfectly fits the unique build of the shooter. The designs are alive, Fabbri says, and meant to become an extension of the arms. This meticulous detail is why the 49-year old is regarded as an artist as much as a gunmaker. And also why his prices start at $125,000 per gun.
Pawling is a respite from celebrity, and shooting sporting clays is Thalías modus operandi for relaxing. Shooting is a great escape for us, the singer says. Almost weekly shell dust a few clay pigeons with friends.
Thalía grew up as an expert handgun markswoman in Mexico City, but when she met her husband, the music kingmaker Tommy Mottola, he introduced her to shotgun sports including skeet. I love the whole experience, Thalía says. That includes the fashion as much as the weaponry. As an accoutrement, Thalía dons traditional shooting clothes from European labels such as Beretta Thalías custommade shotgun is significantly lighter and easier to handle due to Fabbris high-tech process.
Fabbri has become a top pick for Steven Spielberg, Eric Clapton and King Juan Carlos of Spain. The operation was started in 1965 by Fabbris father, Ivo, in a small shop in the Valle Trompia—a legendary valley in northern Italy that has been home to gunmakers since the 16th century. The shops output is only 30 guns per year. (The wait list is approaching five years.) Italian artisans known only by single names spend 400 to 600 hours etching the metalwork on the guns, which can add $50,000 or more to the price. Tullios work is as good as a Picasso, Mottola says.
0 comentarios:
Publicar un comentario